La microinmunoterapia es un tratamiento inmunomodulador que trabaja con las mismas sustancias mensajeras del sistema inmunológico (por ejemplo, citoquinas, hormonas, factores de crecimiento, ácidos nucleicos) para enviar información al cuerpo y "regular" correctamente la respuesta inmune.
Es decir, su objetivo es restablecer la comunicación adecuada entre las células del sistema inmunológico.
Quiere ayudar a estas células a recuperar su capacidad original para defendernos de los atacantes o ralentizar su reacción si esta es excesiva.
A diferencia de la inmunoterapia clásica, en los preparados de microinmunoterapia se utilizan una gran cantidad de sustancias inmunes (las llamadas “sustancias mensajeras”).
Estos se preparan a bajas concentraciones (microdosis) en un proceso de dilución/dinamización, lo que garantiza su buena tolerabilidad.
Además, las concentraciones utilizadas también pueden diferir en un mismo preparado, dependiendo de si las sustancias pretenden tener un efecto estimulante, modulador o inhibidor sobre el organismo.
De manera similar a los procesos naturales del cuerpo, las sustancias se administran en una secuencia específica, en un orden específico.
La microinmunoterapia puede ser un socio poderoso en el tratamiento de enfermedades tanto agudas como crónicas en las que el sistema inmunológico se desequilibra.
En este contexto cabe mencionar las enfermedades infecciosas, las enfermedades oncológicas y las enfermedades autoinmunes.